
El pasado mes de julio, el Consejo de Ministros de España aprobaba el proyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual. Esta regulación es el fruto del intenso debate público que los movimientos feministas han promovido en los últimos años, desde el #MeToo hasta el #Cuéntalo o el #NiUnaMenos, pasando por las protestas por algunos casos de violencia sexual paradigmáticos. Compartimos el resumen de un estudio elaborado por el colectivo Komons (investigadores digitales y promotores de aventuras como Laintersección.net) que analiza la evolución del debate público digital. Lo hacemos con el objetivo de ejemplificar cómo el análisis de datos y discursos en redes sociales puede guiarnos para comprender cambios y para plantear estrategias narrativas.
Tres años de movilización en redes sociales
Para hacer este análisis se han tenido en cuenta mensajes publicados en Youtube, Twitter, Facebook, Instagram y medios de comunicación digitales entre el 1 de enero de 2018 y el 16 de julio de 2021. En concreto, esto es lo que hemos mirado:
- 14.400 búsquedas de Google
- 335.720 tuits
- 233 vídeos en YouTube, con 326.3051 vistas
- 1.250.656 interacciones en Facebook, realizadas en
- 1.920 noticias
- 4.728 publicaciones en grupos
- 3487 publicaciones en páginas
- 436 publicaciones en Instagram
A partir de todas estas publicaciones, podemos observar algunas tendencias cuantitativas. Por ejemplo, que la actividad digital (posts + noticias + interacciones) genera un aumento de la curiosidad por parte del público general (búsquedas en Google).

Que cada vez que hay un polémica, suben las búsquedas.

O que el interés sobre la Ley de Libertad Sexual coincide con el interés por el caso de “La Manada”.

Y esto es lo más interesante: se observa que los temas relacionados con la libertad sexual aparecen en redes sociales antes que en los medios de comunicación. Obsérvese que cada punto representa una publicación, vídeo o noticia. El tamaño crece con el número de interacciones que genera.

Utilizamos la misma representación gráfica para localizar en el tiempo algunas de las historias más virales.

Narrativas a favor y en contra de la ley
Avancemos hacia la conclusiones cualitativas. Si atendemos a las narrativas que se han puesto en juego en todos los mensajes analizados, podemos resumirlas en este cuadro.

Vamos con algunos ejemplos…
Una narrativa de solidaridad fuerte con las víctimas y contra las decisiones judiciales injustas hizo que el consentimiento se convirtiera en un principio compartido generalizadamente.

Los partidos políticos progresistas mantuvieron un compromiso fuerte con la nueva ley, la enmarcaron como una necesidad urgente.

La ley se presenta (enmarca) como de vanguardia y una conquista social. Estas narrativas son clave en los momentos en los que se crean políticas públicas.

Los nacionalistas españoles y la ultraderecha alimentaron narrativas basadas en miedo, injusticia y pérdida de orden social. Las mujeres “mentirosas” y el consentimiento fueron su objetivo.

También hubo narrativas para deslegitimar a las creadoras de la ley con dosis de desinformación para tratar de reducir la confianza y apelar a la inseguridad jurídica.

Una narrativa conspiranoica, que culpaba a la feministas del aumento de contagios de Covid-19, fue impulsada por conspiracionistas, acogida por la extrema derecha y judicializada por conservadores.

La tensión narrativa se frenó cuando varias personalidades de la ultraderecha dieron positivo en Covid-19 y hubo contagios en sus eventos. Quedaron enmarcados como charlatanes y fueron ridiculizados.

Tomando el pulso de la conversación
Cuando analizamos cómo van cambiando los mensajes a lo largo de los más de tres años considerados, podemos establecer una serie de tendencias y líneas evolutivas. Esto sería un resumen.
- La polémica fue el elemento vertebador: cada nueva controversia generó el crecimiento en búsquedas de Google y en la cobertura mediática.
- Los primeros creadores de contenidos contra la ley fueron youtubers, incidiendo en la narrativa de ridiculizar el consentimiento, llevándolo al absurdo y desinformando. Consiguieron un relativo alto impacto.
- En Facebook, instituciones, políticos y partidos publicaron vídeos explicativos e historias personales contra la violencia sexual. Sus comunidades de usuarios contribuyeron a difundirlos en grupos.
- En Instagram, destacaron pocos contenidos pero con alto impacto. Las historias sobre decisiones judiciales controvertidas y las movilizaciones relacionadas con ellas protagonizaron la conversación. Son el ejemplo de que resulta más estratégico comunicar en plataformas con contextos más calmados y centrarse en narrativas que puedan ser compartidas ampliamente. Las narrativas basadas en valores compartidos y emociones son más efectivas que buscar la polarización y responder a argumentos contrarios.
- En Twitter y medios de comunicación digitales, reinaron los intentos de la oposición para deslegitimar a los representantes políticos que defendían la ley, con abundantes ataques personales y desinformación.
- La crisis sanitaria dio inicio a una escalada de la desinformación. La ley fue mezclada con las narrativas en contra del feminismo y su culpabilización por los contagios. Destacaban los contenidos conspiranoicos y de QAnon en grupos de Facebook, así como el contenido de extrema derecha publicado por sus medios partisanos.
- El siguiente foco de críticas fueron las diferencias entre los dos partidos del Gobierno, que se utilizaron para alimentar narrativas sobre incompetencia y caos. No obstante, esto se compensó por las opiniones positivas de expertos y autoridades legales.
- Continuaron las narrativas ridiculizadoras con la incorporación de voces de mujeres “contra la ideología de género”. Sin embargo, generalmente recibieron respuesta negativa y no consiguieron trascender sus cámaras de eco.
- En general, la oposición hizo mucho ruido (con ridiculización, ataques personales y conspiranoia), sus mensajes circularon en un volumen muy alto, pero no fueron narrativas efectivas porque no permearon más allá de sus cámaras de eco.
- Las historias personales sobre casos de violencia contribuyeron a afianzar las narrativas positivas sobre la ley, mediante la humanización y la empatía. Su vinculación con la noción de consentimiento explícito (”no es no, solo sí es sí”) fue clave para facilitar la comprensión de sus beneficios. Además, sirvieron para que la aprobación de la ley sea vista como una conquista social que solo es posible mediante movilización colectiva.
Apuntes estratégicos para reforzar o acelerar avances feministas
Si tuviéramos que condensar los aprendizajes de esta experiencia colectiva y quisiéramos plantear una estrategia narrativa para hacer que avancen otros debates en materia de igualdad, estos serían los ejes de nuestra propuesta. Se trataría de analizar los distintos estadios en los que se encuentra la opinión pública en torno a una ley o política pública, reforzar aquellas tácticas que hemos visto que funcionan y evitar las que resultan contraproducentes.

Ignorar:
- Concentrarse en la agenda propia. Evitar hacer virales a los actores negativos. No malgastar energía.
- Analizar y entender la desinformación y las contranarrativas para no caer en sus marcos ni alimentarlos.
Bloquear:
- No entrar en los marcos de los adversarios. Reenmarcar las narrativas con valores compartidos socialmente, de manera que no puedan ser negados.
- Si contamos con voces legitimadas y fuertes, se puede comenzar a retratar las opiniones contrarias como machistas, retrógradas, anticuadas o ingenuas.
Estimular y concienciar:
- Difundir historias personales que ayuden a empatizar y entender el problema.
- Utilizar nuevas narrativas, humor, cultura popular y todo lo que pueda hacer más cercano y accesible nuestro discurso.
- Las opiniones de expertos pueden ayudar a avanzar y afianzar posiciones.
- Además de denunciar el problema, es necesario presentar la solución de manera clara, explicar que la ley o política pública que estamos promoviendo va a ser útil y cuáles son sus beneficios concretos.
- Para ello, debemos poner el foco en construir narrativas empoderadoras y huir de fatalismos.
- Cuando tengamos un clima favorable, llamar a la acción:
- Explicar las ventajas de la ley o del cambio de política pública que queramos impulsar.
- Llamar a la colaboración ciudadana y a la movilización para presionar a los políticos.
- Proveer formas de acción concretas que se puedan apoyar con facilidad.
- Incidir en la dimensión colectiva, en la historia de organización y éxito social.
Por supuesto, esto son unas líneas muy generales, que necesitan ser desarrolladas para aplicarse a distintos contextos. Si quieres entender mejor qué son los marcos narrativos y cómo funcionan, quizá te interese consultar lo que hemos publicado al respecto. Si te ha gustado este análisis, créate una cuenta para que te avisemos cuando publiquemos trabajos similares.