
Si sueles crear contenidos para redes sociales, lo sabes: hace falta que nuestros mensajes incluyan buenas imágenes, sean fotografías o vídeos. Las imágenes son necesarias para captar la atención entre los cientos de mensajes que pasan rápidamente por delante de nuestros ojos. Lo son porque así están diseñadas las propias redes, porque sus algoritmos de recomendación muestran más los mensajes con imágenes ‘optimizadas’. Lo son porque facilitan generar empatía y apelar a sentimientos que conectan con nuestros valores, que como ya hemos explicado muchas veces son la manera más eficaz de comunicaros.
Pero, sabiendo todo esto, ¿qué es lo que se considera una buena imagen? En el panorama de saturación que tenemos, está claro: la que captan tu atención.
Qué hace que nos fijemos en una imagen
Vamos con un ejemplo: de las siguientes tres imágenes, ¿cuál estás mirando primero y durante más tiempo?



A menos que haya ocurrido alguna circunstancia excepcional, nos atrevemos a afirmar que tus ojos se han centrado en la tercera foto. Podemos extraer algunas claves:
- Las rostros de personas humanas. Una mirada directa a cámara nos interpela. Nos resulta muy difícil ignorar a una persona que establece contacto visual. Y si son ojos expresivos, que denotan sentimiento y nos parecen estar contando algo, mucho más.
- Los colores brillantes, nítidos y que crean contraste con el fondo o con otros elementos visuales. Nos fijamos mucho más en ellos que en el blanco y negro.
- Las figuras reconocibles, fácilmente interpretables con un vistazo rapidísimo. Una persona es difícil de ignorar, una amalgama de objetos y de líneas (aunque entre ellas haya personas) puede pasar desapercibida antes incluso de pararnos a descifrarla. Descartamos mucha de la información que vemos en la pantalla en las primeras décimas de segundo.
- Las fotografías con texturas realistas y con profundidad siempre apelan más que las ilustraciones.
- El movimiento, los cambios en marcha o la expectativa de que algo está a punto de suceder (¿no parece que la chica va a decirnos algo?). Por eso funcionan mejor los vídeos y los gifs; pero incluso en imágenes congeladas, las acciones a medio hacer generan suspense y por tanto captan atención.
Y vamos a añadir una advertencia: los textos son textos, aunque vayan impresos en una imagen. Tendemos a leer poco en redes. Los algoritmos que deciden qué contenidos se recomienda lo saben, por eso reconocen automáticamente cuando una imagen lleva letras y se la muestran a menos personas. Y también reconocen cuando hay rostros destacados, lo que aumenta sus posibilidades de hacerse viral.
Consejos para elegir las imágenes
- Revisa siempre en tamaño móvil. Entre el 80% y el 90% de las personas que verán nuestros contenidos en redes lo harán en dispositivos móviles, aunque a menudo quienes los creamos lo hacemos en ordenador. Es un error recurrente testearlos ahí: hay que tener muy en cuenta que deben funcionar en formato pequeño, así que necesitamos mirarlos en nuestro móvil. En ese sentido:
- Mejor planos medios o cortos
- Si hay letras, que estén en tamaño legible
- Si son vídeos con sonido, deben tener subtítulos
- Diseña todo el post en su conjunto. Ten en cuenta cómo va a interactuar la imagen con los elementos que llevará a su alrededor: el avatar o imagen de perfil de nuestra cuenta, los botones que añade la plataforma (¿va a haber un botón de «play» o algún otro por encima?), la forma del marco en el que se inserta (¿es redondo o tiene las esquinas redondeadas?), los colores de la aplicación (¿hace contraste o se puede confundir con el fondo?). Un ejemplo de error recurrente cuando creamos una story de Instagram: olvidarnos de elementos que van a tapar parte de la imagen, como nuestro avatar o el cuadro de comentarios.

- Cuida la representación y la inclusión. Es muy importante que las personas diversas sean representadas en las imágenes que vemos, por justicia social y porque estamos tratando de crear vínculos de empatía con públicos que también están formados por gente heterogénea. Asegúrate de que en tus fotografías aparecen personas diversas, en cuanto a género, racialización, cuerpos, capacidades, procedencias… Eso sí, cuidado con que tus redes parezcan «un anuncio de Benetton», es fácil caer en clichés y que la diversidad resulte forzada.
- Cuida la representatividad y la cercanía. Evita abusar de los bancos de imágenes (aunque puedes usarlos a veces, en este post explicamos cómo). A ser posible, muestra imágenes tomadas en tu ciudad, en el contexto en que te encuentras. Si estás gestionando las redes de una organización local, aprovecha los referentes compartidos: una fotografía donde se vea la plaza céntrica que todo el mundo conoce captará más atención que cualquier paisaje urbano genérico. En general, fomenta todo lo que veas que contribuya a evocar cercanía con las personas con las que quieres conectar.
- Sintoniza con el contexto inmediato. Si estamos en pleno verano, una foto de alguien con ropa de invierno va a resultar chirriante. Si hace frío, prueba tonos y ambientes cálidos y hogareños. Ten en cuenta a qué hora vas a publicar un contenido para elegir una foto que cuadre con ese momento.
Vamos a terminar con otro ejemplo: esta foto, publicada un rato antes de la hora de comer. Si has prestado atención a este texto, sabrás que hay varios motivos por los que, a pesar de no contener ningún rostro mirando a cámara, puede ser una buena elección. 😉

Para aprender más
- Resource Media: «What They See Matters. Visual communication takeaways from audience research and tips for testing images» (PDF).
- Spitfire & Seeboundless: «See What You Mean: visual communication that connects» (PDF).